martes, 20 de noviembre de 2012

EL REMANENTE EN EL NUEVO TESTAMENTO

 
 

EL REMANENTE EN EL NUEVO TESTAMENTO


Isaías después inserta una nota escatológica breve, asegurando a Israel que Dios no abandonará Su pacto, sino que lo confirmará en la preservación del remanente. No indica el tiempo o las circunstancias de la preservación profetizada. Estos tres versículos podrían ser aplicados al retorno del cautiverio babilónico. No son citados en el Nuevo Testamento, pero el hecho general de que Dios ha prometido preservar Su pacto con Israel, guardando un remanente fiel, es la base del argumento de Pablo en Romanos 11. La restauración que Pablo menciona es escatológica, desde el punto de vista del Nuevo Testamento. No tomará lugar, dice, “hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25). He sugerido que la frase, “la plenitud de los gentiles”, se refiere a la terminación de la iglesia constituida para esta edad actual, es decir, al rapto de la iglesia verdadera.
 “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí”. Lo primero que Jehová anunció fue a venida de alguien denominado “mi mensajero”. En el contexto de Malaquías no se identifica al individuo señalado, así que el remanente no podría saber con exactitud a quién se refería. Sin embargo, el Nuevo Testamento no deja dudas en cuanto a la identificación de él. Mateo (11:10) y Lucas (7:27) citaron este mismo versículo de Malaquías reconociendo a Juan el Bautista. Otras porciones de los











La gran apostasía
Durante su último discurso formal, Jesús amonestó a sus discípulos acerca del engaño venidero. “Mirad que nadie os engañe, les advirtió, porque se levantarán falsos cristos, y falsos cristos, y falsos  profesas, y aran grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuera posible, aun si fuera a los escogidos” (Mat. 24: 4, 24). Sus seguidores experimentarían un período de “gran tribulación”, pero sobrevivirían (Mat. 24: 21, 22). Señales impresionantes de la naturaleza marcarían el fin de esta persecución y revelarían la cercanía del retorno de la venida de cristo (Mat. 24: 29, 32, 33). Esa apostasía debía de ocurrir antes del retorno de Jesucristo, dijo Pablo. Era tan cierto que el hecho de que todavía no había sucedido, era una señal segunda de que la venida de Cristo todavía no era inminente. “Nadie os engañe de ninguna manera, dijo el apóstol; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios aciendose pasr por Dios” (2 Tes. 2: 3-4)









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